Es frecuente empezar a entrenar a tope de ganas e ir directos al objetivo como si nada más existiera. De pronto un día sientes que algo se ha perdido por el camino y cumplir con la rutina se hace cuesta arriba. Si te ha ocurrido alguna vez o te encuentras en este proceso, ¡que no cunda el pánico! Es totalmente normal y tiene solución. Hoy queremos ayudarte a fortalecer la motivación para entrenar y a aproximarte a tus objetivos con más fuerza y seguridad. ¡Querer es poder!
Aunque en esta ocasión nos centremos en el contexto deportivo, la motivación es fundamental para alcanzar cualquier objetivo en el día a día. Otros aspectos como la disciplina, la buena actitud o la constancia complementarán tus progresos. Sin embargo, sin motivación el camino pierde parte de su sentido. Si tienes claro el objetivo a batir, preocúpate por mantener la llama de la ilusión encendida y, si lo consigues, no dudes de que el resto vendrá solo y los resultados se harán más que evidentes.
Motivación para entrenar, ¿la has perdido?
Si tenías claro tu objetivo y estabas más seguro/a que nunca de que este era el momento definitivo, enfócate en esa idea. La mente es una herramienta clave para alcanzar la meta en cualquier cosa que nos propongamos. Si flaqueamos en esta parte, todo lo demás se desmorona con más facilidad. Sin embargo, una vez que se pierde la motivación, no es tan fácil como querer recuperarla de la noche a la mañana. Hay que trabajar por ello. ¿Cómo? ¡Te lo contamos!
Recuperar la motivación para entrenar con éxito
Define el objetivo y enfócate en él
Una de las principales causas que nos hacen perder la motivación, es perder de vista el objetivo. El miedo, la inseguridad o la pereza, entre otras, obstaculizan cada vez más el camino hasta vencernos. Por este motivo, es muy importante que tengas siempre presente el objetivo y lo visualices a diario. Si tu objetivo es ganar masa muscular o perder peso, por ejemplo, visualízate cruzando la meta. Imagina la versión de ti que te haría sentir satisfecho/a y no la pierdas de vista. Si observas que encuentras excusas con frecuencia reflexiona acerca del origen de estas y vuelve a enfocarte de nuevo en lo que quieres conseguir. Lograr la motivación para entrenar pasa por tener claro el propósito.
Cambia de estrategia, ¡no al aburrimiento!
Es imposible mantener la motivación por algo que te aburre o te resulta monótono. Muchas personas abandonan el hábito de ir al gimnasio porque se aburren y tiran la toalla en lugar de emprender cambios. Si crees que tu rutina no te satisface, ¡cámbiala! Prueba con nuevas disciplinas deportivas, ve a entrenar en compañía, complementa el entrenamiento con actividades mente cuerpo, cambia tu lista de música, sal de vez en cuando a entrenar al aire libre… Descubre cómo te sentirás más motivado y, simplemente, ¡hazlo! ¿Cuál es tu excusa?
Planifícate de forma realista y personalizada
Si te planteas horarios imposibles de llevar a cabo, caerás en la frustración por no poder cumplirlos y la motivación para entrenar brillará por su ausencia. Tienes plena libertad para construir una rutina deportiva a tu medida. ¿Por qué no lo haces? Si crees que por tus obligaciones y actividades es imposible entrenar a diario, márcate menos días y cúmplelos. Es mejor que establezcas una rutina de tres días, por ejemplo, y los cumplas a que pretendas abarcarlo todo y no puedas hacerlo. Un estilo de vida saludable no es cosa de dos días. Debe durar de forma permanente y por ello, entiende, que dispones de todo el tiempo que necesites para ir adaptándote poco a poco a cualquier actividad.
¿Motivación para entrenar? ¡Atrévete a innovar!
Sal de tu zona de confort con frecuencia. No te conformes con estar cómodo/a en tu actividad de siempre. Continúa con ella si te hace sentir bien, por supuesto, pero atrévete a probar cosas nuevas. Te sorprenderá ver todo lo que tienes por aprender cuando te atreves con cosas diferentes. Esto te aportará motivación, diversión y avivará la llama por tu rutina de entrenamiento. ¡Compruébalo si no lo crees!
Huye de los enemigos de la motivación
Aspectos como la excesiva auto exigencia, la competitividad insana, la envidia, la inseguridad, el miedo, la frustración, la monotonía… pueden acabar por mermar tus ganas y echar a perder los logros obtenidos hasta el momento. No compitas con nadie más que contigo mismo/a y, cuando lo hagas, que sea con deportividad. Cada uno tiene sus propios ritmos y envidiar los resultados de otros, así como frustrarte por los propios, no te llevará a ninguna parte. Cuidar el aspecto más emocional y sanarlo, nos ayudará a dar pasos más firmes y efectivos.
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